Zidane se movía con la prestancia de un torero. Cada gesto suyo era pura maestría y sofisticación técnica, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en https://sachineowf113861.post-blogs.com/59239891/la-historia-completa-del-cabezazo-de-zidane-a-materazzi